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Alteraciones conductuales y emocionales tras un daño cerebral adquirido

El daño cerebral adquirido (DCA) en sus diferentes características y tipología (p. ej. traumatismo craneoencefálico, accidentes cerebrovasculares o ictus, tumores, etc.) suponen una de las principales causas de discapacidad en los países industrializados.

Dentro de las secuelas que pueden aparecer tras un DCA, además de las físicas o cognitivas (ej. problemas de memoria, atención, lenguaje, orientación, etc.), es común encontrar alteraciones conductuales y emocionales, así como cambios en la personalidad. Este tipo de cambios pueden pasar desapercibidos en numerosos casos o ser percibidos apenas por aquellas personas más cercanas a la afectada, encontrando que tras el daño cerebral la persona se irrita con más facilidad, se muestra más agresiva, hace comentarios inadecuados, tiene falta de iniciativa, desmotivación, impulsividad para desempeñar tareas y un largo etcétera.

Igualmente, a nivel emocional podemos encontrarnos con apatía, falta de expresión emocional, labilidad emocional (cambios bruscos en el estado de ánimo o tener respuestas emocionales inadecuadas, p. ej. reír ante un suceso desagradable o sin motivo, cambiar la risa por el llanto en breves períodos de tiempo) y problemas del estado de ánimo como depresión, ansiedad o trastornos de la personalidad.

Todos estos síntomas pueden deberse a la propia lesión y las alteraciones que sufre el cerebro, al impacto que supone conocer las secuelas tras el daño cerebral y los cambios que conllevan en su vida y la de quienes la rodean. Por ello, resulta de vital importancia detectar estas señales de alarma para poder intervenir sobre ellas lo antes posible; la intervención engloba la rehabilitación cognitiva de las funciones dañadas (ej. control de impulsos o capacidad para autorregularnos), psicoterapia sobre la persona afectada así como psicoeducación también a la familia y cuidadores para ayudar a comprender la nueva situación y dar pautas para manejar y reducir estas alteraciones en el día a día, mejorando la calidad de vida tanto de la persona afectada como de aquellos que la rodean1.

Todas estas dificultades conductuales y emocionales provocan problemas en la integración comunitaria2.

Las personas que han sufrido lesiones cerebrales pueden experimentar un amplio abanico de alteraciones cognitivas, conductuales y emocionales. Todas estas dificultades deben ser tratadas y abordadas por un equipo multidisciplinar, donde el neuropsicólogo debe trabajar de forma intensa, para promover la recuperación de las funciones cerebrales alteradas, y mejorar la capacidad funcional del individuo3.

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 Bibliografía:

1.       Nimentza N, Jiménez Palacios A, Quemada Ubis J. Abordaje conductual de alteraciones comportamentales en el daño cerebral adquirido. Informaciones Psiquiátricas. 2007; 187. Pág. 5-18.

2.       García Molina A, Roig-Rovira T, Bernabeu M. Alteraciones conductuales e integración comunitaria en el traumatismo craneoencefálico moderadora y grave. Rehabilitación. 2010; 44. Pág. 105-109.

3.       García-Molina A, Roig-Rovira T, Enseñat-Cantallops A, Sánchez-Carrión R. Neuropsicoterapia en el daño cerebral. Revista de Neurología. 2014;58. Pág.125-132.