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La evidencia científica en la rehabilitación de la enfermedad de Parkinson

¿Qué es el Parkinson?

La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso que afecta fundamentalmente al movimiento. Ocurre cuando las neuronas no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina.

Los síntomas comienzan gradualmente. En muchas ocasiones comienza con un temblor apenas perceptible en una sola mano (1).

Los temblores son habituales, aunque la enfermedad también suele causar rigidez o disminución del movimiento (1).

¿Qué síntomas provoca la enfermedad de Parkinson?

Los síntomas más habituales del Parkinson (1):

  • Temblores. Comienza generalmente en una extremidad.

  • Lentitud en los movimientos (bradicinesia). Con el tiempo, la enfermedad de Parkinson puede lentificar los movimientos, dificultando las actividades de la vida diaria.

  • Rigidez muscular. Puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, provocando dolor y limitación en la amplitud de los movimientos.

  • Alteración de la postura y el equilibrio.

  • Pérdida de los movimientos automáticos. Tales como parpadear, sonreír o balancear los brazos al caminar.  

  • Dificultades en el habla. Provocando alteraciones en la inteligibilidad.

  • Problemas en la escritura.

  • Disfagia. Esto puede ocasionar atragantamientos y desnutrición.

Además, puede estar acompañada de complicaciones como son (1): dificultades cognitivas, depresión y cambios emocionales y problemas para dormir o trastornos del sueño, entre otros.

¿Tiene tratamiento el Parkinson?

La enfermedad de Parkinson no tiene cura, pero ciertos fármacos pueden ayudar a controlar los síntomas. En algunos casos más avanzados, se puede aconsejar la cirugía (1).

Además, podemos aplicar tratamiento rehabilitador para mejorar la calidad de vida de la persona.

¿Qué nos dice la evidencia científica sobre el tratamiento rehabilitador del Parkinson?

La rehabilitación se considera un adyuvante de los tratamientos farmacológicos y quirúrgicos de la enfermedad de Parkinson para maximizar la capacidad funcional y minimizar las complicaciones secundarias (2).

Originalmente, los enfoques se basaron en la experiencia empírica, pero la creciente evidencia sugiere que la plasticidad dependiente del ejercicio constituye el principal mecanismo subyacente a los efectos positivos (2-3).

Metanálisis recientes demostraron que la rehabilitación podría inducir beneficios de corta duración, pero clínicamente importantes, particularmente para la marcha y el equilibrio (2-4) y en la deglución y el habla (5-6).

La rehabilitación es heterogénea, no existiendo un enfoque específico.  Recientemente se han propuesto técnicas innovadoras como la realidad virtual. Esta demostró efectos positivos en el equilibrio y la marcha, tras 12 semanas de tratamiento (7).

El programa de rehabilitación para la EP debe estar basado en objetivos, identificando en una evaluación los déficits, adaptando los programas a las características individuales de la persona (2).  

Se ha demostrado que el entrenamiento físico mejora eficazmente los trastornos motores (incluidos el equilibrio, la marcha, el riesgo de caídas y la función física) y los trastornos no motores (como los trastornos del sueño, la función cognitiva y la calidad de vida) en pacientes con EP. En los últimos años, se han utilizado varios tipos de entrenamiento físico para tratar la EP (8)

Las terapias más conocidas en la EP son la fisioterapia y la logopedia, pero las intervenciones de terapia ocupacional centradas en actividades significativas mejoran el desempeño ocupacional percibido. Se demostró que los programas de terapia de las extremidades superiores mejoran la funcionalidad de dichas extremidades a corto plazo. Los terapeutas ocupacionales deben implementar programas de intervención orientados a objetivos junto con seguir la orientación de las pautas de mejores prácticas existentes (9).

En el centro CIRON contamos con todos los especialistas que la persona con EP puede necesitar. Para más información puede contactar con nosotros.

 

Bibliografía

1.       Mayo Clinic. Enfermedad de Parkinson. Consultado en 15.06.2022. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/parkinsons-disease/symptoms-causes/syc-20376055

2.       Abbruzzese G, Marchese R, Avanzino L, Pelosin E. Rehabilitation for Parkinson's disease: Current outlook and future challenges. Parkinsonism & related disorders. 2016; 22: S60-S64.

3.       Johansson H, Hagströmer M, Grooten WJ, Franzén E. Exercise-induced neuroplasticity in Parkinson’s disease: a metasynthesis of the literature. Neural plasticity, 2020.

4.       Xu X Fu Z, Le W. Exercise and Parkinson’s disease. Rev. Neurobiol. 2019; 147:45-74

5.       López-Liria R, Parra-Egeda J, Vega-Ramírez FA, Aguilar-Parra JM, Trigueros-Ramos R, Morales-Gázquez MJ, Rocamora-Pérez P. Treatment of dysphagia in Parkinson’s Disease: a systematic review. International journal of environmental research and public health. 2020; 17(11): 4104.

6.       Yuan F, Guo X, Wei X, Xie F, Zheng J, Huang Y, Wang Q. Lee Silverman Voice Treatment for dysarthria in patients with Parkinson’s disease: a systematic review and meta‐analysis. European Journal of Neurology. 2020; 27(10): 1957-1970.

7.       Feng H, Li C, Liu J, Wang L, Ma J, Li G,  Wu Z. Virtual reality rehabilitation versus conventional physical therapy for improving balance and gait in Parkinson’s disease patients: a randomized controlled trial. Medical science monitor: international medical journal of experimental and clinical research, 2019; 25: 4186

8.       Feng YS, Yang SD, Tan ZX, Wang MM, Xing Y. Dong F, Zhang F. The benefits and mechanisms of exercise training for Parkinson's disease. Life sciences. 2020; 245: 117345.

9.       Welsby E, Berrigan S, Laver K. Effectiveness of occupational therapy intervention for people with Parkinson’s disease: systematic review. Australian occupational therapy journal. 2019; 66(6): 731-738.