Cuando cuidamos a una persona con una discapacidad física, a lo largo del día, son muchas las situaciones en las que tenemos que movilizar y trasladar a nuestro familiar, sea niño o adulto (1).

 Esta discapacidad física puede ser producida por un daño cerebral, una enfermedad neurodegenerativa como el ELA o el Parkinson, una parálisis cerebral o anoxia perinatal, entre otras muchas.

¿Qué es una movilización y una transferencia?

Lo primero debemos conocer la diferencia entre una movilización y una transferencia (1).

La movilización es el cambio la posición de una persona sobre la misma superficie, por ejemplo, para colocar cómodamente a la persona o evitar úlceras por presión.

Y una transferencia consiste en desplazar al niño o el adulto de una superficie a otro lugar.

Las acciones de movilización o transferencia más habituales son subir y bajar de un automóvil, tumbar y levantar de la cama o cambios posturales en un sofá.

 

¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de realizar una movilización o transferencia?

Existen unas indicaciones generales en ambos casos.

 Para las movilizaciones (2-3):

•  Intentar que la persona realice por sí mismo los cambios posturales en la medida de lo posible, si no puede le prestaremos nuestro apoyo.

• Intentar evitar el contacto directo con las lesiones.

• Evitar movimientos bruscos que ocasionen dolor o molestias.

• Realizar cambios posturales cada 2 ó 3 horas en personas encamadas y cada hora cuando la persona permanezca sentada.

• Es recomendable crear una lista de posiciones a lo largo del día e ir rotándolas.

 

Para las transferencias (2-3):

• Siempre debemos valorar la carga a desplazar.

• Determinar el grado de incapacidad de la persona, para solicitar o no su colaboración.

• La piel debe estar seca para no aumentar la adherencia de la piel al tejido y así no provocar lesiones por fricción.

• Agarrar a la persona por los hombros, codos, cadera y tobillos.

• Proporcionar seguridad en todo momento.

 ¿Cómo debemos realizar una transferencia? (4)

1. Sentaremos a la persona en el borde la superficie a movilizar.

2. Coloca los pies por detrás del punto de gravedad, retrasados con respecto a las rodillas.

3. Aumentaremos la base de apoyo separando los pies a la altura de las caderas.

4. Inclinaremos el tronco hacia delante.

5. Apoyaremos los brazos sobre la superficie o reposabrazos en caso de tenerlos.

 

Pero estas indicaciones son generales, en muchas ocasiones, dependiendo de la edad, tipo de discapacidad física y patologías asociadas, existirán pautas específicas para cada uno.

En CIRON queremos cuidar tanto a las personas con discapacidad como a sus cuidadores, y para ello realizaremos un taller sobre movilizaciones y transferencias, a cargo del área de terapia ocupacional y fisioterapia.

Lo más importante de este aprendizaje es desarrollar la capacidad moverse de manera segura en un entorno que se ha vuelto inseguro.

 

¿Cómo puedo apuntarme?

Primero completaremos una encuesta para conocer las necesidades tanto del cuidador como de la persona con discapacidad, y posteriormente se realizarán talleres individuales, ofertado distintas horas y días.

El objetivo será mejorar la calidad de vida, evitando las lesiones del cuidador y del niño o del adulto.

Son poquitas preguntas, será un minuto y nos ayudará a conocer tus necesidades para preparar un taller específico. Encontrarás el test a continuación, al final de este artículo.

 

Bibliografía:

1.Cruz Roja. Movilizaciones y transferencias.

2. Servicio Andaluz de salud. Consejería de sanidad. Manual de recomendaciones para cuidadores de pacientes con gran discapacidad neurológica. 2011. 

3. Q- Care. Movilizaciones y transferencias.

4. Peña Valero, M. Movilizaciones, transferencias y ejercicios de la persona dependiente. Unir, la Universidad de internet. Consultado el 18.2.22. Página web: https://cuidadores.unir.net/informacion/actualidad/3423-movilizaciones-transferencias-y-ejercicios-de-la-persona-dependiente